“No contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención”
— Efesios 4:30
“¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, hiciere afrenta al Espíritu de gracia?”
— Hebreos 10:29
“No apaguéis al Espíritu”
— 1 Tesalonicenses 5:19
“Por tanto os digo: Todo pecado blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada”
— Mateo 12:31
“Pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino que es reo de juicio eterno”
— Marcos 3:29
“A todo aquel que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado”
— Lucas 12:10
“Manteniendo la fe buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos”
— 1 Timoteo 1:19
“Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros”
— 2 Timoteo 1:14
“Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados gustaron del don celestial, fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, asimismo gustaron de la buena palabra de Dios los poderes del siglo venidero, recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios exponiéndole a vituperio”
— Hebreos 6:4-6
“Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, la puerca lavada a revolcarse en el cieno”
— 2 Pedro 2:20-22
“Mas ellos fueron rebeldes, hicieron enojar su santo espíritu; por lo cual se les volvió enemigo, él mismo peleó contra ellos”
— Isaías 63:10
“Dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, sustrajeses del precio de la heredad?”
— Hechos 5:3
“Pedro le dijo: ¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, te sacarán a ti”
— Hechos 5:9
“Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor”
— Apocalipsis 2:4
“He aquí, yo estoy a la puerta llamo; si alguno oye mi voz abre la puerta, entraré a él, cenaré con él, él conmigo”
— Apocalipsis 3:20
“De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído”
— Gálatas 5:4
“Ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados”
— 1 Juan 2:28
“Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; no puede pecar, porque es nacido de Dios”
— 1 Juan 3:9
“¿qué acuerdo hay entre el templo de Dios los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijoHabitaré andaré entre ellosY seré su DiosY ellos serán mi pueblo”
— 2 Corintios 6:16
“Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?”
— 2 Corintios 13:5
“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre”
— Romanos 8:15
“El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios”
— Romanos 8:16
“De igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”
— Romanos 8:26
“Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él”
— Romanos 8:9
“Por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre”
— Gálatas 4:6
“En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”
— Efesios 1:13
“Porque por medio de él los unos los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre”
— Efesios 2:18
“Para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu”
— Efesios 3:16
“No contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención”
— Efesios 4:30
“No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu”
— Efesios 5:18
“Quien también nos ha declarado vuestro amor en el Espíritu”
— Colosenses 1:8
“La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos himnos cánticos espirituales”
— Colosenses 3:16
“Así que, el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu Santo”
— 1 Tesalonicenses 4:8
“Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; : Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo”
— 2 Timoteo 2:19
“Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración por la renovación en el Espíritu Santo”
— Tito 3:5
“Porque la palabra de Dios es viva eficaz, más cortante que toda espada de dos filos; penetra hasta partir el alma el espíritu, las coyunturas los tuétanos, discierne los pensamientos las intenciones del corazón”
— Hebreos 4:12
“Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados gustaron del don celestial, fueron hechos partícipes del Espíritu Santo”
— Hebreos 6:4
“Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, por ella muchos sean contaminados”
— Hebreos 12:15
“¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?”
— Santiago 4:5
“He aquí, yo estoy a la puerta llamo; si alguno oye mi voz abre la puerta, entraré a él, cenaré con él, él conmigo”
— Apocalipsis 3:20