“Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”
— Gálatas 3:28
“Os recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea”
— Romanos 16:1
“En los postreros días, dice DiosDerramaré de mi Espíritu sobre toda carneY vuestros hijos vuestras hijas profetizaránVuestros jóvenes verán visionesY vuestros ancianos soñarán sueños”
— Hechos 2:17
“Después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, profetizarán vuestros hijos vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, vuestros jóvenes verán visiones”
— Joel 2:28
“Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado”
— 1 Corintios 11:5
“Saludad a Andrónico a Junias, mis parientes mis compañeros de prisiones, los cuales son muy estimados entre los apóstoles, que también fueron antes de mí en Cristo”
— Romanos 16:7
“Comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila Aquila, le tomaron aparte le expusieron más exactamente el camino de Dios”
— Hechos 18:26
“Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”
— Gálatas 3:28
“Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice”
— 1 Corintios 14:34
“Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio”
— 1 Timoteo 2:12
“Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a estas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida”
— Filipenses 4:3
“Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada”
— Tito 2:3-5
“Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo”
— 1 Timoteo 3:11
“Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, en tu madre Eunice, estoy seguro que en ti también”
— 2 Timoteo 1:5
“Saludad a Rufo, escogido en el Señor, a su madre mía”
— Romanos 16:13
“Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban”
— Hechos 21:9
“Sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte”
— 1 Corintios 1:27
“Pero todas estas cosas las hace uno el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere”
— 1 Corintios 12:11
“Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice”
— 1 Corintios 14:34
“Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores maestros”
— Efesios 4:11
“A las ancianas, como a madres; a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza”
— 1 Timoteo 5:2
“Pero persiste tú en lo que has aprendido te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús”
— 2 Timoteo 3:14-15
“Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo”
— 1 Pedro 3:7
“Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria el imperio por los siglos de los siglos. Amén”
— 1 Pedro 4:11
“Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades aldeas, predicando anunciando el evangelio del reino de Dios, los doce con él, algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, Susana, otras muchas que le servían de sus bienes”
— Lucas 8:1-3
“Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, diles: Subo a mi Padre a vuestro Padre, a mi Dios a vuestro Dios”
— Juan 20:17
“Todos estos perseveraban unánimes en oración ruego, con las mujeres, con María la madre de Jesús, con sus hermanos”
— Hechos 1:14
“Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban”
— Hechos 21:9
“Saludad a María, la cual ha trabajado mucho entre vosotros”
— Romanos 16:6
“Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo”
— 1 Corintios 15:10
“Que tenga testimonio de buenas obras; si ha criado hijos; si ha practicado la hospitalidad; si ha lavado los pies de los santos; si ha socorrido a los afligidos; si ha practicado toda buena obra”
— 1 Timoteo 5:10
“Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, en tu madre Eunice, estoy seguro que en ti también”
— 2 Timoteo 1:5
“Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien”
— Tito 2:3
“Ruego a Evodia a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor”
— Filipenses 4:2
“Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, os presiden en el Señor, os amonestan”
— 1 Tesalonicenses 5:12
“Los hijos de tu hermana, la elegida, te saludan. Amén”
— 2 Juan 1:13
“Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios tienen el testimonio de Jesucristo”
— Apocalipsis 12:17
“Yo me postré a sus pies para adorarle. él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”
— Apocalipsis 19:10
“Digo, pues, a los solteros a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo”
— 1 Corintios 7:8
“Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, allí me verán”
— Mateo 28:10
“Por tanto, id, haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo”
— Mateo 28:19
“Pero id, decid a sus discípulos, a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo”
— Marcos 16:7
“Eran María Magdalena, Juana, María madre de Jacobo, las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles”
— Lucas 24:10
“Muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho”
— Juan 4:39
“Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía”
— Hechos 16:14
“Comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila Aquila, le tomaron aparte le expusieron más exactamente el camino de Dios”
— Hechos 18:26
“Os recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea”
— Romanos 16:1
“Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a estas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida”
— Filipenses 4:3
“Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar”
— 1 Timoteo 3:2
“Como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza”
— 1 Pedro 3:6
“Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros”
— 2 Timoteo 2:2
“El que fuere irreprensible, marido de una sola mujer, tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía”
— Tito 1:6