“Creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón hembra los creó”
— Génesis 1:27
“Fuerza honor son su vestiduraY se ríde lo por venir”
— Proverbios 31:25
“Engañosa es la gracia, vana la hermosuraLa mujer que teme a Jehová, esa será alabada”
— Proverbios 31:30
“Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; mas tú la casa de tu padre pereceréis. ¿quién sabe si para esta hora has llegado al reino?”
— Ester 4:14
“Respondió Rut: No me ruegues que te deje, me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, tu Dios mi Dios”
— Rut 1:16
“Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada”
— Tito 2:3-5
“Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”
— Gálatas 3:28
“Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas”
— Proverbios 31:10
“Toda tú eres hermosa, amiga míaY en ti no hay mancha”
— Cantares 4:7
“Bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor”
— Lucas 1:45
“Abre su boca con sabiduríaY la ley de clemencia está en su lengua”
— Proverbios 31:26
“Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable apacible, que es de grande estima delante de Dios”
— 1 Pedro 3:3-4
“Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo”
— Efesios 5:22-24
“Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor”
— Colosenses 3:18
“Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad”
— 1 Timoteo 2:9-10
“Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot; acostumbraba sentarse bajo la palmera de Débora, entre Ramá Bet-el, en el monte de Efraín; los hijos de Israel subían a ella a juicio. ella envió a llamar a Barac hijo de Abinoam, de Cedes de Neftalí, le dijo: ¿No te ha mandado Jehová Dios de Israel, diciendo: Ve, junta a tu gente en el monte de Tabor, toma contigo diez mil hombres de la tribu de Neftalí de la tribu de Zabulón; yo atraeré hacia ti al arroyo de Cisón a Sísara, capitán del ejército de Jabín, con sus carros su ejército, lo entregaré en tus manos? Barac le respondió: Si tú fueres conmigo, yo iré; pero si no fueres conmigo, no iré. Ella dijo: Iré contigo; mas no será tuya la gloria de la jornada que emprendes, porque en mano de mujer venderá Jehová a Sísara. levantándose Débora, fue con Barac a Cedes”
— Jueces 4:4-9
“Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía”
— Hechos 16:14
“Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades aldeas, predicando anunciando el evangelio del reino de Dios, los doce con él, algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, Susana, otras muchas que le servían de sus bienes”
— Lucas 8:1-3
“Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a estas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida”
— Filipenses 4:3
“Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada turbada estás con muchas cosas. Pero solo una cosa es necesaria; María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”
— Lucas 10:38-42
“Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, en tu madre Eunice, estoy seguro que en ti también”
— 2 Timoteo 1:5
“Por este niño oraba, Jehová me dio lo que le pedí. Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehováadoró allí a Jehová”
— 1 Samuel 1:27-28
“La mujer agraciada tendrá honraY los fuertes tendrán riquezas”
— Proverbios 11:16
“La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén”
— 2 Corintios 13:14
“Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, amar misericordia, humillarte ante tu Dios”
— Miqueas 6:8
“Abre su boca con sabiduríaY la ley de clemencia está en su lengua”
— Proverbios 31:26
“Dios está en medio de ella; no será conmovidaDios la ayudará al clarear la mañana”
— Salmos 46:5
“Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena la otra María, a ver el sepulcro. hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo llegando, removió la piedra, se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago, su vestido blanco como la nieve. de miedo de él los guardas temblaron se quedaron como muertos. Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. id pronto decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho. Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. mientras iban a dar las nuevas a los discípulos, he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! ellas, acercándose, abrazaron sus pies, le adoraron. Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, allí me verán”
— Mateo 28:1-10
“Vino una mujer de Samaria a sacar agua; Jesús le dijo: Dame de beber. Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos samaritanos no se tratan entre sí. Respondió Jesús le dijo: Si conocieras el don de Dios, quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, él te daría agua viva. La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos sus ganados? Respondió Jesús le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla”
— Juan 4:7-15
“Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón; porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios”
— 1 Corintios 11:11-12
“Que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada”
— Tito 2:4-5
“Entonces una mujer sabia dio voces en la ciudad, diciendo: Oíd, oíd; os ruego que digáis a Joab que venga acá, para que yo hable con él. Cuando él se acercó a ella, dijo la mujer: ¿Eres tú Joab? él respondió: Yo soy. Ella le dijo: Oye las palabras de tu sierva. él respondió: Oigo. Entonces volvió ella a hablar, diciendo: Antiguamente solían decir: Quien preguntare, pregunte en Abel; así concluían cualquier asunto. Yo soy de las pacíficas fieles de Israel; pero tú procuras destruir una ciudad que es madre en Israel. ¿Por qué destruyes la heredad de Jehová? Joab respondió diciendo: Nunca tal, nunca tal me acontezca, que yo destruya ni deshaga. La cosa no es así: mas un hombre del monte de Efraín, que se llama Seba hijo de Bicri, ha levantado su mano contra el rey David; entregad a ese solamente, me iré de la ciudad. la mujer dijo a Joab: He aquí su cabeza te será arrojada desde el muro. La mujer fue luego a todo el pueblo con su sabiduría; ellos cortaron la cabeza a Seba hijo de Bicri, se la arrojaron a Joab. él tocó la trompeta, se retiraron de la ciudad, cada uno a su tienda. Joab se volvió al rey a Jerusalén”
— 2 Samuel 20:16-22
“No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿qué comunión la luz con las tinieblas?”
— 2 Corintios 6:14
“No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace”
— Deuteronomio 22:5
“Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues había vivido con su marido siete años desde su virginidad, era viuda hacía ochenta cuatro años; no se apartaba del templo, sirviendo de noche de día con ayunos oraciones. Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén”
— Lucas 2:36-38
“Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, yo te amé; daré, pues, hombres por ti, naciones por tu vida”
— Isaías 43:4
“Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, sobre su cabeza una corona de doce estrellas”
— Apocalipsis 12:1
“Todo tiene su tiempo, todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”
— Eclesiastés 3:1
“Que tenga testimonio de buenas obras; si ha criado hijos; si ha practicado la hospitalidad; si ha lavado los pies de los santos; si ha socorrido a los afligidos; si ha practicado toda buena obra”
— 1 Timoteo 5:10
“El Señor daba palabraHabía grande multitud de las que llevaban buenas nuevas”
— Salmos 68:11
“Alarga su mano al pobreY extiende sus manos al menesteroso”
— Proverbios 31:20
“Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho en verdad”
— 1 Juan 3:18
“Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, en tu madre Eunice, estoy seguro que en ti también”
— 2 Timoteo 1:5
“Mi amado habló, me dijoLevántate, oh amiga mía, hermosa mía, venPorque he aquí ha pasado el inviernoSe ha mudado, la lluvia se fueSe han mostrado las flores en la tierraEl tiempo de la canción ha venidoY en nuestro país se ha oído la voz de la tórtolaLa higuera ha echado sus higosY las vides en cierne dieron olorLevántate, oh amiga mía, hermosa mía, ven”
— Cantares 2:10-13
“Respondiendo Booz, le dijo: He sabido todo lo que has hecho con tu suegra después de la muerte de tu marido, que dejando a tu padre a tu madre la tierra donde naciste, has venido a un pueblo que no conociste antes”
— Rut 2:11
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”
— Gálatas 5:22-23
“Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía”
— Santiago 3:17
“Muchas mujeres hicieron el bienMas tú sobrepasas a todas”
— Proverbios 31:29
“Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios tienen el testimonio de Jesucristo”
— Apocalipsis 12:17