“Lamec tomó para sí dos mujeres; el nombre de la una fue Ada, el nombre de la otra, Zila”
— Génesis 4:19
“Sarai mujer de Abram no le daba hijos; ella tenía una sierva egipcia, que se llamaba Agar. Dijo entonces Sarai a Abram: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. atendió Abram al ruego de Sarai. Sarai mujer de Abram tomó a Agar su sierva egipcia, al cabo de diez años que había habitado Abram en la tierra de Canaán, la dio por mujer a Abram su marido. él se llegó a Agar, la cual concibió; cuando vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora”
— Génesis 16:1-4
“Se llegó también a Raquel, la amó también más que a Lea; sirvió a Labán aún otros siete años”
— Génesis 29:30
“Viendo Raquel que no daba hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana, decía a Jacob: Dame hijos, o si no, me muero. Jacob se enojó contra Raquel, dijo: ¿Soy yo acaso Dios, que te impidió el fruto de tu vientre? ella dijo: He aquí mi sierva Bilha; llégate a ella, dará a luz sobre mis rodillas, yo también tendré hijos de ella”
— Génesis 30:1-3
“Viendo, pues, Lea, que había dejado de dar a luz, tomó a Zilpa su sierva, la dio a Jacob por mujer. Zilpa sierva de Lea dio a luz un hijo a Jacob. dijo Lea: Vino la ventura; llamó su nombre Gad. Luego Zilpa la sierva de Lea dio a luz otro hijo a Jacob. dijo Lea: Para dicha mía; porque las mujeres me dirán dichosa; llamó su nombre Aser”
— Génesis 30:9-13
“Aconteció que cuando moraba Israel en aquella tierra, fue Rubén durmió con Bilha la concubina de su padre; lo cual llegó a saber Israel. Ahora bien, los hijos de Israel fueron doce”
— Génesis 35:22
“Esta es la historia de la familia de Jacob: José, siendo de edad de diecisiete años, apacentaba las ovejas con sus hermanos; el joven estaba con los hijos de Bilha con los hijos de Zilpa, mujeres de su padre; informaba José a su padre la mala fama de ellos”
— Génesis 37:2
“Si tomare para él otra mujer, no disminuirá su alimento, ni su vestido, ni el deber conyugal”
— Éxodo 21:10
“No tomarás mujer juntamente con su hermana, para hacerla su rival, descubriendo su desnudez delante de ella en su vida”
— Levítico 18:18
“Si un hombre tuviere dos mujeres, la una amada la otra aborrecida, la amada la aborrecida le hubieren dado hijos, el hijo primogénito fuere de la aborrecida; en el día que hiciere heredar a sus hijos lo que tuviere, no podrá dar el derecho de primogenitura al hijo de la amada con preferencia al hijo de la aborrecida, que es el primogénito; mas al hijo de la aborrecida reconocerá como primogénito, para darle el doble de lo que correspondiere a cada uno de los demás; porque él es el principio de su vigor, suyo es el derecho de la primogenitura”
— Deuteronomio 21:15-17
“Cuando hermanos habitaren juntos, muriere alguno de ellos, no tuviere hijo, la mujer del muerto no se casará fuera con hombre extraño; su cuñado se llegará a ella, la tomará por su mujer, hará con ella parentesco. el primogénito que ella diere a luz sucederá en el nombre de su hermano muerto, para que el nombre de este no sea borrado de Israel”
— Deuteronomio 25:5-6
“Tomó David más concubinas mujeres de Jerusalén, después que vino de Hebrón, le nacieron más hijos hijas”
— 2 Samuel 5:13
“Te di la casa de tu señor, las mujeres de tu señor en tu seno; además te di la casa de Israel de Judá; si esto fuera poco, te habría añadido mucho más”
— 2 Samuel 12:8
“Tuvo setecientas mujeres reinas trescientas concubinas; sus mujeres desviaron su corazón”
— 1 Reyes 11:3
“Pero Roboam amó a Maaca hija de Absalón sobre todas sus mujeres concubinas; porque tomó dieciocho mujeres sesenta concubinas, engendró veintiocho hijos sesenta hijas”
— 2 Crónicas 11:21
“Porque han tomado de las hijas de ellos para sí para sus hijos, el linaje santo ha sido mezclado con los pueblos de las tierras; la mano de los príncipes de los gobernadores ha sido la primera en cometer este pecado”
— Esdras 9:2
“Todos estos habían tomado mujeres extranjeras; había mujeres de ellos que habían dado a luz hijos”
— Esdras 10:44
“Vi asimismo en aquellos días a judíos que habían tomado mujeres de Asdod, amonitas, moabitas; la mitad de sus hijos hablaban la lengua de Asdod, porque no sabían hablar judaico, sino que hablaban conforme a la lengua de cada pueblo. reñí con ellos, los maldije, herí a algunos de ellos, les arranqué los cabellos, les hice jurar, diciendo: No daréis vuestras hijas a sus hijos, no tomaréis de sus hijas para vuestros hijos, ni para vosotros mismos. ¿No pecó por esto Salomón, rey de Israel? Bien que en muchas naciones no hubo rey como él, que era amado de su Dios, Dios lo había puesto por rey sobre todo Israel, aun a él le hicieron pecar las mujeres extranjeras. ¿obedeceremos a vosotros para cometer todo este mal tan grande de prevaricar contra nuestro Dios, tomando mujeres extranjeras?”
— Nehemías 13:23-27
“Hijas de reyes están entre tus ilustresEstá la reina a tu diestra con oro de Ofir”
— Salmos 45:9
“Bebe el agua de tu misma cisternaY los raudales de tu propio pozo¿Se derramarán tus fuentes por las callesY tus corrientes de aguas por las plazas?Sean para ti soloY no para los extraños contigoSea bendito tu manantialY alégrate con la mujer de tu juventudComo cierva amada graciosa gacelaSus caricias te satisfagan en todo tiempoY en su amor recréate siempre”
— Proverbios 5:15-19
“El proceder de la mujer adúltera es asíCome, limpia su bocaY dice: No he hecho maldad”
— Proverbios 30:20
“¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu? ¿por qué uno? Porque buscaba una descendencia para Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, no seáis desleales para con la mujer de vuestra juventud”
— Malaquías 2:15
“Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa? Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón hembra los hizo, dijo: Por esto el hombre dejará padre madre, se unirá a su mujer, los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, repudiarla? Él les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así. yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, se casa con otra, adultera; el que se casa con la repudiada, adultera”
— Mateo 19:3-9
“Se acercaron los fariseos le preguntaron, para tentarle, si era lícito al marido repudiar a su mujer. Él, respondiendo, les dijo: ¿Qué os mandó Moisés? Ellos dijeron: Moisés permitió dar carta de divorcio, repudiarla. respondiendo Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento; pero al principio de la creación, varón hembra los hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre a su madre, se unirá a su mujer, los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombreEn casa volvieron los discípulos a preguntarle de lo mismo, les dijo: Cualquiera que repudia a su mujer se casa con otra, comete adulterio contra ella; si la mujer repudia a su marido se casa con otro, comete adulterio”
— Marcos 10:2-12
“Llegando entonces algunos de los saduceos, los cuales niegan haber resurrección, le preguntaron, diciendo: Maestro, Moisés nos escribió: Si el hermano de alguno muriere teniendo mujer, no dejare hijos, que su hermano se case con ella, levante descendencia a su hermano. Hubo, pues, siete hermanos; el primero tomó esposa, murió sin hijos. la tomó el segundo, el cual también murió sin hijos. La tomó el tercero, así todos los siete, murieron sin dejar descendencia. Finalmente murió también la mujer. En la resurrección, pues, ¿de cuál de ellos será mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer?Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este siglo se casan, se dan en casamiento; mas los que fueren tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo la resurrección de entre los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento. Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles, son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección. Pero en cuanto a que los muertos han de resucitar, aun Moisés lo enseñó en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac Dios de Jacob. Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven. Respondiéndole algunos de los escribas, dijeron: Maestro, bien has dicho. no osaron preguntarle nada más”
— Lucas 20:27-40
“Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras este vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera”
— Romanos 7:2-3
“Pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, cada una tenga su propio marido”
— 1 Corintios 7:2
“El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer”
— 1 Corintios 7:3-4
“Digo, pues, a los solteros a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo; pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando”
— 1 Corintios 7:8-9
“La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor”
— 1 Corintios 7:39
“Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo”
— 2 Corintios 11:2
“Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa sin mancha. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne de sus huesos. Por esto dejará el hombre a su padre a su madre, se unirá a su mujer, los dos serán una sola carne. Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo de la iglesia. Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; la mujer respete a su marido”
— Efesios 5:22-33
“Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, no seáis ásperos con ellas”
— Colosenses 3:18-19
“Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar”
— 1 Timoteo 3:2
“Los diáconos sean maridos de una sola mujer, que gobiernen bien sus hijos sus casas”
— 1 Timoteo 3:12
“El que fuere irreprensible, marido de una sola mujer, tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía”
— Tito 1:6
“Honroso sea en todos el matrimonio, el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios a los adúlteros los juzgará Dios”
— Hebreos 13:4
“Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo”
— 1 Pedro 3:7
“Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, son hijos de maldición”
— 2 Pedro 2:14
“De estos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares”
— Judas 1:14
“Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero”
— Apocalipsis 21:9