“Porque la vida de la carne en la sangre está, yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; la misma sangre hará expiación de la persona”
— Levítico 17:11
“Él sana a los quebrantados de corazónY venda sus heridas”
— Salmos 147:3
“Mas yo haré venir sanidad para ti, sanaré tus heridas, dice Jehová; porque desechada te llamaron, diciendo: Esta es Sion, de la que nadie se acuerda”
— Jeremías 30:17
“Había dicho Isaías: Tomen masa de higos, pónganla en la llaga, sanará”
— Isaías 38:21
“Dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, hicieres lo recto delante de sus ojos, dieres oído a sus mandamientos, guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador”
— Éxodo 15:26
“Él es quien perdona todas tus iniquidadesEl que sana todas tus dolencias”
— Salmos 103:3
“¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor”
— Santiago 5:14
“Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, que había gastado en médicos todo cuanto tenía, por ninguno había podido ser curada, se le acercó por detrás tocó el borde de su manto; al instante se detuvo el flujo de su sangre. Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? negando todos, dijo Pedro los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta oprime, dices: ¿Quién es el que me ha tocado? Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí. Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta, vino temblando, postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, cómo al instante había sido sanada. él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz”
— Lucas 8:43-48
“No seas sabio en tu propia opiniónTeme a Jehová, apártate del malPorque será medicina a tu cuerpoY refrigerio para tus huesos”
— Proverbios 3:7-8
“He aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás tocó el borde de su manto; porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva. Pero Jesús, volviéndose mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. la mujer fue salva desde aquella hora”
— Mateo 9:20-22
“Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, había sufrido mucho de muchos médicos, gastado todo lo que tenía, nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. en seguida la fuente de su sangre se secó; sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote. Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos? Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, dices: ¿Quién me ha tocado? Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto. Entonces la mujer, temiendo temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino se postró delante de él, le dijo toda la verdad. él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, queda sana de tu azote”
— Marcos 5:25-34
“Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, que había gastado en médicos todo cuanto tenía, por ninguno había podido ser curada, se le acercó por detrás tocó el borde de su manto; al instante se detuvo el flujo de su sangre. Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? negando todos, dijo Pedro los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta oprime, dices: ¿Quién es el que me ha tocado? Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí. Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta, vino temblando, postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, cómo al instante había sido sanada. él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz”
— Lucas 8:43-48
“Bendito sea el Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios”
— 2 Corintios 1:3-4
“Cercano está Jehová a los quebrantados de corazónY salva a los contritos de espíritu”
— Salmos 34:18
“Mi carne mi corazón desfallecenMas la roca de mi corazón mi porción es Dios para siempre”
— Salmos 73:26
“Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”
— Apocalipsis 21:4
“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”
— Isaías 41:10
“Él cuenta el número de las estrellasA todas ellas llama por sus nombres”
— Salmos 147:4
“He aquí que yo les traeré sanidad medicina; los curaré, les revelaré abundancia de paz de verdad”
— Jeremías 33:6
“Venid a mí todos los que estáis trabajados cargados, yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, aprended de mí, que soy manso humilde de corazón; hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, ligera mi carga”
— Mateo 11:28-30
“Jehová Dios míoA ti clamé, me sanaste”
— Salmos 30:2
“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”
— Juan 14:27
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración ruego, con acción de gracias. la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones vuestros pensamientos en Cristo Jesús”
— Filipenses 4:6-7
“No te sobrevendrá malNi plaga tocará tu morada”
— Salmos 91:10
“Aunque ande en valle de sombra de muerteNo temeré mal alguno, porque tú estarás conmigoTu vara tu cayado me infundirán aliento”
— Salmos 23:4
“Él da esfuerzo al cansado, multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas”
— Isaías 40:29
“Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”
— 1 Pedro 5:7
“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. si la hierba del campo que hoy es, mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios su justicia, todas estas cosas os serán añadidasAsí que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal”
— Mateo 6:25-34
“Hijo mío, está atento a mis palabrasInclina tu oído a mis razonesNo se aparten de tus ojosGuárdalas en medio de tu corazónPorque son vida a los que las hallanY medicina a todo su cuerpo”
— Proverbios 4:20-22
“Ella es mi consuelo en mi aflicciónPorque tu dicho me ha vivificado”
— Salmos 119:50
“Entonces nacerá tu luz como el alba, tu salvación se dejará ver pronto; irá tu justicia delante de ti, la gloria de Jehová será tu retaguardia”
— Isaías 58:8
“Toda buena dádiva todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”
— Santiago 1:17
“Jehová es mi fortaleza mi escudoEn él confió mi corazón, fui ayudadoPor lo que se gozó mi corazónY con mi cántico le alabaré”
— Salmos 28:7
“Dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, hicieres lo recto delante de sus ojos, dieres oído a sus mandamientos, guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador”
— Éxodo 15:26
“Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”
— 1 Tesalonicenses 5:18
“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”
— Juan 16:33
“El Señor me librará de toda obra mala, me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén”
— 2 Timoteo 4:18
“Jehová lo sustentará sobre el lecho del dolorMullirás toda su cama en su enfermedad”
— Salmos 41:3
“Si dieres tu pan al hambriento, saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, tu oscuridad será como el mediodía. Jehová te pastoreará siempre, en las sequías saciará tu alma, dará vigor a tus huesos; serás como huerto de riego, como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan”
— Isaías 58:10-11
“Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia”
— Mateo 10:8
“Jehová lo sustentará sobre el lecho del dolorMullirás toda su cama en su enfermedad”
— Salmos 41:3
“Me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”
— 2 Corintios 12:9
“No moriré, sino que vivirécontaré las obras de JAH”
— Salmos 118:17
“Porque habrá simiente de paz; la vid dará su fruto, dará su producto la tierra, los cielos darán su rocío; haré que el remanente de este pueblo posea todo esto”
— Zacarías 8:12
“Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”
— Romanos 8:28
“Has cambiado mi lamento en baileDesataste mi cilicio, me ceñiste de alegría”
— Salmos 30:11
“Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; por cuya herida fuisteis sanados”
— 1 Pedro 2:24
“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, en sus alas traerá salvación; saldréis, saltaréis como becerros de la manada”
— Malaquías 4:2
“Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, este o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó este, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él”
— Juan 9:1-3
“Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”
— Apocalipsis 21:4