“Pedro les dijo: Arrepentíos, bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; recibiréis el don del Espíritu Santo”
— Hechos 2:38
“Viéndolo Jesús, se indignó, les dijo: Dejad a los niños venir a mí, no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios”
— Marcos 10:14
“Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos”
— Mateo 19:14
“Mas Jesús, llamándolos, dijo: Dejad a los niños venir a mí, no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios”
— Lucas 18:16
“Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”
— Juan 3:5
“Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración por la renovación en el Espíritu Santo”
— Tito 3:5
“Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos”
— Gálatas 3:27
“En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos”
— Colosenses 2:11-12
“Cuando fue bautizada, su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, posad. nos obligó a quedarnos”
— Hechos 16:15
“Él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; en seguida se bautizó él con todos los suyos”
— Hechos 16:33
“También bauticé a la familia de Estéfanas; de los demás, no sé si he bautizado a algún otro”
— 1 Corintios 1:16
“Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu”
— 1 Corintios 12:13
“¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”
— Romanos 6:3-4
“Un Señor, una fe, un bautismo”
— Efesios 4:5
“El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo”
— 1 Pedro 3:21
“Por tanto, id, haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo”
— Mateo 28:19
“El que creyere fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”
— Marcos 16:16
“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”
— Juan 1:12
“Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace bautiza más discípulos que Juan (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos)”
— Juan 4:1-2
“Yendo por el camino, llegaron a cierta agua, dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. mandó parar el carro; descendieron ambos al agua, Felipe el eunuco, le bautizó”
— Hechos 8:36-38
“Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días”
— Hechos 10:47-48
“Crispo, el principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; muchos de los corintios, oyendo, creían eran bautizados”
— Hechos 18:8
“Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe pureza”
— 1 Timoteo 4:12
“Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, mi bendición sobre tus renuevos”
— Isaías 44:3
“Después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, profetizarán vuestros hijos vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, vuestros jóvenes verán visiones. también sobre los siervos sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días”
— Joel 2:28-29
“Esparciré sobre vosotros agua limpia, seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; de todos vuestros ídolos os limpiaré”
— Ezequiel 36:25
“Yo dije: ¡Ah! ¡Ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño. me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíirás tú, dirás todo lo que te mande. No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová. extendió Jehová su mano tocó mi boca, me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca”
— Jeremías 1:6-9
“Pero tú eres el que me sacó del vientreEl que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madreSobre ti fui echado desde antes de nacerDesde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios”
— Salmos 22:9-10
“Porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre”
— Lucas 1:15
“Aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; Elisabet fue llena del Espíritu Santo”
— Lucas 1:41
“Traían a él los niños para que los tocase; lo cual viendo los discípulos, les reprendieron. Mas Jesús, llamándolos, dijo: Dejad a los niños venir a mí, no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios”
— Lucas 18:15-16
“Al momento le cayeron de los ojos como escamas, recibió al instante la vista; levantándose, fue bautizado”
— Hechos 9:18
“Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate bautízate, lava tus pecados, invocando su nombre”
— Hechos 22:16
“Esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, por el Espíritu de nuestro Dios”
— 1 Corintios 6:11
“Después de esto miré, he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones tribus pueblos lenguas, que estaban delante del trono en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, con palmas en las manos”
— Apocalipsis 7:9
“No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero”
— Apocalipsis 21:27
“Por tanto, id, haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”
— Mateo 28:19-20
“Le presentaban niños para que los tocase; los discípulos reprendían a los que los presentaban. Viéndolo Jesús, se indignó, les dijo: Dejad a los niños venir a mí, no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía”
— Marcos 10:13-16
“Traían a él los niños para que los tocase; lo cual viendo los discípulos, les reprendieron. Mas Jesús, llamándolos, dijo: Dejad a los niños venir a mí, no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios”
— Lucas 18:15-16
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”
— Juan 3:16
“Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate bautízate, lava tus pecados, invocando su nombre”
— Hechos 22:16
“Bendito el Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almasLos profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, las glorias que vendrían tras ellos. A estos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángelesPor tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación; sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros, mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos le ha dado gloria, para que vuestra fe esperanza sean en DiosHabiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive permanece para siempre”
— 1 Pedro 1:3-23