40 Versículos bíblicos sobre Rahab

Versículos bíblicos sobre Rahab

“Josué hijo de Nun envió desde Sitim dos espías secretamente, diciéndoles: Andad, reconoced la tierra, a Jericó. ellos fueron, entraron en casa de una ramera que se llamaba Rahab, posaron allí”

— Josué 2:1

“Antes que ellos se durmiesen, ella subió al terrado, les dijo: Sé que Jehová os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, todos los moradores del país ya han desmayado por causa de vosotros. Porque hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, lo que habéis hecho a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón a Og, a los cuales habéis destruido. Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos abajo en la tierra. Os ruego pues, ahora, que me juréis por Jehová, que como he hecho misericordia con vosotros, así la haréis vosotros con la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal segura; que salvaréis la vida a mi padre a mi madre, a mis hermanos hermanas, a todo lo que es suyo; que libraréis nuestras vidas de la muerte. Ellos le respondieron: Nuestra vida responderá por la vuestra, si no denunciareis este asunto nuestro; cuando Jehová nos haya dado la tierra, nosotros haremos contigo misericordia verdadEntonces ella los hizo descender con una cuerda por la ventana; porque su casa estaba en el muro de la ciudad, ella vivía en el muro. les dijo: Marchaos al monte, para que los que fueron tras vosotros no os encuentren; estad escondidos allí tres días, hasta que los que os siguen hayan vuelto; después os iréis por vuestro camino. ellos le dijeron: Nosotros quedaremos libres de este juramento con que nos has juramentado. He aquí, cuando nosotros entremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana a la ventana por la cual nos descolgaste; reunirás en tu casa a tu padre a tu madre, a tus hermanos a toda la familia de tu padre. Cualquiera que saliere fuera de las puertas de tu casa, su sangre será sobre su cabeza, nosotros sin culpa. Mas cualquiera que se estuviere en casa contigo, su sangre será sobre nuestra cabeza, si mano le tocare. si tú denunciares este nuestro asunto, nosotros quedaremos libres de este tu juramento con que nos has juramentado. Ella respondió: Sea así como habéis dicho. Luego los despidió, se fueron; ella ató el cordón de grana a la ventana”

— Josué 2:8-21

“Será la ciudad anatema a Jehová, con todas las cosas que están en ella; solamente Rahab la ramera vivirá, con todos los que estén en casa con ella, por cuanto escondió a los mensajeros que enviamos. Pero vosotros guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis anatema el campamento de Israel, lo turbéis. Mas toda la plata el oro, los utensilios de bronce de hierro, sean consagrados a Jehová, entren en el tesoro de Jehová. Entonces el pueblo gritó, los sacerdotes tocaron las bocinas; aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, la tomaron. destruyeron a filo de espada todo lo que en la ciudad había; hombres mujeres, jóvenes viejos, hasta los bueyes, las ovejas, los asnosMas Josué dijo a los dos hombres que habían reconocido la tierra: Entrad en casa de la mujer ramera, haced salir de allí a la mujer a todo lo que fuere suyo, como lo jurasteis. los espías entraron sacaron a Rahab, a su padre, a su madre, a sus hermanos todo lo que era suyo; también sacaron a toda su parentela, los pusieron fuera del campamento de Israel. consumieron con fuego la ciudad, todo lo que en ella había; solamente pusieron en el tesoro de la casa de Jehová la plata el oro, los utensilios de bronce de hierro. Mas Josué salvó la vida a Rahab la ramera, a la casa de su padre, a todo lo que ella tenía; habitó ella entre los israelitas hasta hoy, por cuanto escondió a los mensajeros que Josué había enviado a reconocer a Jericó”

— Josué 6:17-25

“Mas Josué salvó la vida a Rahab la ramera, a la casa de su padre, a todo lo que ella tenía; habitó ella entre los israelitas hasta hoy, por cuanto escondió a los mensajeros que Josué había enviado a reconocer a Jericó”

— Josué 6:25

“Entonces ella los hizo descender con una cuerda por la ventana; porque su casa estaba en el muro de la ciudad, ella vivía en el muro”

— Josué 2:15

“Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz”

— Hebreos 11:31

“Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros los envió por otro camino?”

— Santiago 2:25

“Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, Obed a Isaí”

— Mateo 1:5

“Aconteció que a la medianoche se estremeció aquel hombre, se volvió; he aquí, una mujer estaba acostada a sus pies. Entonces él dijo: ¿Quién eres? ella respondió: Yo soy Rut tu sierva; extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano. él dijo: Bendita seas tú de Jehová, hija mía; has hecho mejor tu postrera bondad que la primera, no yendo en busca de los jóvenes, sean pobres o ricos. Ahora pues, no temas, hija mía; yo haré contigo lo que tú digas, pues toda la gente de mi pueblo sabe que eres mujer virtuosa”

— Rut 3:8-11

“Que también tomo por mi mujer a Rut la moabita, mujer de Mahlón, para restaurar el nombre del difunto sobre su heredad, para que el nombre del muerto no se borre de entre sus hermanos de la puerta de su lugar. Vosotros sois testigos hoy”

— Rut 4:10

“Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz”

— Hebreos 11:31

“Como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza”

— 1 Pedro 3:6

“Ama Jehová las puertas de SionMás que todas las moradas de Jacob”

— Salmos 87:2

“Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz”

— Hebreos 11:31

“Mas Josué dijo a los dos hombres que habían reconocido la tierra: Entrad en casa de la mujer ramera, haced salir de allí a la mujer a todo lo que fuere suyo, como lo jurasteis. los espías entraron sacaron a Rahab, a su padre, a su madre, a sus hermanos todo lo que era suyo; también sacaron a toda su parentela, los pusieron fuera del campamento de Israel. consumieron con fuego la ciudad, todo lo que en ella había; solamente pusieron en el tesoro de la casa de Jehová la plata el oro, los utensilios de bronce de hierro. Mas Josué salvó la vida a Rahab la ramera, a la casa de su padre, a todo lo que ella tenía; habitó ella entre los israelitas hasta hoy, por cuanto escondió a los mensajeros que Josué había enviado a reconocer a Jericó”

— Josué 6:22-25

“Cualquiera que saliere fuera de las puertas de tu casa, su sangre será sobre su cabeza, nosotros sin culpa. Mas cualquiera que se estuviere en casa contigo, su sangre será sobre nuestra cabeza, si mano le tocare”

— Josué 2:19

“Que devoran las casas de las viudas, por pretexto hacen largas oraciones. Estos recibirán mayor condenación”

— Marcos 12:40

“Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquel, lleno de llagas, ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; aun los perros venían le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; murió también el rico, fue sepultado”

— Lucas 16:20-22

“La Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones”

— Gálatas 3:8

“Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días. Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz”

— Hebreos 11:30-31

“Ellos le dijeron: Nosotros quedaremos libres de este juramento con que nos has juramentado. He aquí, cuando nosotros entremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana a la ventana por la cual nos descolgaste; reunirás en tu casa a tu padre a tu madre, a tus hermanos a toda la familia de tu padre. Cualquiera que saliere fuera de las puertas de tu casa, su sangre será sobre su cabeza, nosotros sin culpa. Mas cualquiera que se estuviere en casa contigo, su sangre será sobre nuestra cabeza, si mano le tocare. si tú denunciares este nuestro asunto, nosotros quedaremos libres de este tu juramento con que nos has juramentado. Ella respondió: Sea así como habéis dicho. Luego los despidió, se fueron; ella ató el cordón de grana a la ventana”

— Josué 2:17-21

“Pero los cobardes incrédulos, los abominables homicidas, los fornicarios hechiceros, los idólatras todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego azufre, que es la muerte segunda”

— Apocalipsis 21:8

“Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, para entrar por las puertas en la ciudad”

— Apocalipsis 22:14

“Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de JacobCuya esperanza está en Jehová su Dios”

— Salmos 146:5

“Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, Obed a Isaí”

— Mateo 1:5

“Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias deleites diversos, viviendo en malicia envidia, aborrecibles, aborreciéndonos unos a otros. Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna”

— Tito 3:3-7

“Había un varón llamado José, de Arimatea, ciudad de Judea, el cual era miembro del concilio, varón bueno justo. Este, que también esperaba el reino de Dios, no había consentido en el acuerdo ni en los hechos de ellos, fue a Pilato, pidió el cuerpo de Jesús. quitándolo, lo envolvió en una sábana, lo puso en un sepulcro abierto en una peña, en el cual aún no se había puesto a nadie”

— Lucas 23:50-53

“Cuando llegó la noche, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también había sido discípulo de Jesús. Este fue a Pilato pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato mandó que se le diese el cuerpo. tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia, lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña; después de hacer rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, se fue”

— Mateo 27:57-60

“También había algunas mujeres mirando de lejos, entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor de José, Salomé, quienes, cuando él estaba en Galilea, le seguían le servían; otras muchas que habían subido con él a JerusalénCuando llegó la noche, porque era la preparación, es decir, la víspera del día de reposo, José de Arimatea, miembro noble del concilio, que también esperaba el reino de Dios, vino entró osadamente a Pilato, pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se sorprendió de que ya hubiese muerto; haciendo venir al centurión, le preguntó si ya estaba muerto. informado por el centurión, dio el cuerpo a José, el cual compró una sábana, quitándolo, lo envolvió en la sábana, lo puso en un sepulcro que estaba cavado en una peña, hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro”

— Marcos 15:40-46

“Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero secretamente por miedo de los judíos, rogó a Pilato que le permitiese llevarse el cuerpo de Jesús; Pilato se lo concedió. Entonces vino, se llevó el cuerpo de Jesús”

— Juan 19:38

“Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía”

— Hechos 16:14

“Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz”

— Hebreos 11:31

“Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros los envió por otro camino?”

— Santiago 2:25

“Sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; lo vil del mundo lo menospreciado escogió Dios, lo que no es, para deshacer lo que es”

— 1 Corintios 1:27-28

“Los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua”

— 1 Pedro 3:20

“No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero”

— Apocalipsis 21:27

“He aquí un intérprete de la ley se levantó dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? Aquel, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, con toda tu mente; a tu prójimo como a ti mismo. le dijo: Bien has respondido; haz esto, vivirásPero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿quién es mi prójimo? Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, viéndole, pasó de largo. Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, viéndole, pasó de largo. Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, viéndole, fue movido a misericordia; acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite vino; poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, cuidó de él. Otro día al partir, sacó dos denarios, los dio al mesonero, le dijo: Cuídamele; todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese. ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, haz tú lo mismo”

— Lucas 10:25-37

“Al oírlo Jesús, se maravilló, dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe”

— Mateo 8:10

“¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente, también de los gentiles”

— Romanos 3:29

“Donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, en todos”

— Colosenses 3:11