46 Versículos bíblicos sobre los médicos

Versículos bíblicos sobre los médicos

“Porque yo soy Jehová, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios: seréis, pues, santos, porque yo soy santo”

— Levítico 11:45

“Dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, hicieres lo recto delante de sus ojos, dieres oído a sus mandamientos, guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador”

— Éxodo 15:26

“¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico? ¿Por qué, pues, no hubo medicina para la hija de mi pueblo?”

— Jeremías 8:22

“Él sana a los quebrantados de corazónY venda sus heridas”

— Salmos 147:3

“Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos”

— Mateo 9:12

“Él les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo; de tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaum, haz también aquí en tu tierra”

— Lucas 4:23

“¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor”

— Santiago 5:14

“El corazón alegre constituye buen remedioMas el espíritu triste seca los huesos”

— Proverbios 17:22

“Había dicho Isaías: Tomen masa de higos, pónganla en la llaga, sanará”

— Isaías 38:21

“A otro, fe por el mismo Espíritu; a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu”

— 1 Corintios 12:9

“Él es quien perdona todas tus iniquidadesEl que sana todas tus dolencias”

— Salmos 103:3

“Bendito sea el Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios”

— 2 Corintios 1:3-4

“No seas sabio en tu propia opiniónTeme a Jehová, apártate del malPorque será medicina a tu cuerpoY refrigerio para tus huesos”

— Proverbios 3:7-8

“Oh Señor, por todas estas cosas los hombres vivirán, en todas ellas está la vida de mi espíritu; pues tú me restablecerás, harás que viva”

— Isaías 38:16

“Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia”

— Mateo 10:8

“Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos”

— Lucas 5:31

“Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago de tus frecuentes enfermedades”

— 1 Timoteo 5:23

“Hijo mío, está atento a mis palabrasInclina tu oído a mis razonesNo se aparten de tus ojosGuárdalas en medio de tu corazónPorque son vida a los que las hallanY medicina a todo su cuerpo”

— Proverbios 4:20-22

“Jehová Dios míoA ti clamé, me sanaste”

— Salmos 30:2

“He aquí que yo les traeré sanidad medicina; los curaré, les revelaré abundancia de paz de verdad”

— Jeremías 33:6

“En medio de la calle de la ciudad, a uno otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones”

— Apocalipsis 22:2

“Que hace justicia a los agraviadosQue da pan a los hambrientosJehová liberta a los cautivos”

— Salmos 146:7

“Si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros”

— Romanos 8:11

“Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, él bendecirá tu pan tus aguas; yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti”

— Éxodo 23:25

“Que le diga que Dios tuvo de él misericordiaQue lo libró de descender al sepulcroQue halló redención”

— Job 33:24

“Envió su palabra, los sanólos libró de su ruina”

— Salmos 107:20

“Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, que había gastado en médicos todo cuanto tenía, por ninguno había podido ser curada, se le acercó por detrás tocó el borde de su manto; al instante se detuvo el flujo de su sangre. Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? negando todos, dijo Pedro los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta oprime, dices: ¿Quién es el que me ha tocado? Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí. Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta, vino temblando, postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, cómo al instante había sido sanada. él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz”

— Lucas 8:43-48

“Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, había sufrido mucho de muchos médicos, gastado todo lo que tenía, nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. en seguida la fuente de su sangre se secó; sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote. Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos? Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, dices: ¿Quién me ha tocado? Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto. Entonces la mujer, temiendo temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino se postró delante de él, le dijo toda la verdad. él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, queda sana de tu azote”

— Marcos 5:25-34

“Cuando Jesús lo vio acostado, supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, anda. al instante aquel hombre fue sanado, tomó su lecho, anduvo. era día de reposo aquel día”

— Juan 5:6-9

“Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate anda. tomándole por la mano derecha le levantó; al momento se le afirmaron los pies tobillos; saltando, se puso en pie anduvo; entró con ellos en el templo, andando, saltando, alabando a Dios”

— Hechos 3:6-8

“Cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado. Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en él sus ojos, viendo que tenía fe para ser sanado, dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. él saltó, anduvo”

— Hechos 14:8-10

“La oración de fe salvará al enfermo, el Señor lo levantará; si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”

— Santiago 5:15-16

“Jehová lo sustentará sobre el lecho del dolorMullirás toda su cama en su enfermedad”

— Salmos 41:3

“Ve di a Ezequías: Jehová Dios de David tu padre dice así: He oído tu oración, visto tus lágrimas; he aquí que yo añado a tus días quince años”

— Isaías 38:5

“Cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; con la palabra echó fuera a los demonios, sanó a todos los enfermos”

— Mateo 8:16

“Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, que había gastado en médicos todo cuanto tenía, por ninguno había podido ser curada, se le acercó por detrás tocó el borde de su manto; al instante se detuvo el flujo de su sangre. Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? negando todos, dijo Pedro los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta oprime, dices: ¿Quién es el que me ha tocado? Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí. Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta, vino temblando, postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, cómo al instante había sido sanada. él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz”

— Lucas 8:43-48

“Le dijo Pedro: Eneas, Jesucristo te sana; levántate, haz tu cama. en seguida se levantó”

— Hechos 9:34

“Vuelve, di a Ezequías, príncipe de mi pueblo: Así dice Jehová, el Dios de David tu padre: Yo he oído tu oración, he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano; al tercer día subirás a la casa de Jehová”

— 2 Reyes 20:5

“Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermoSáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen”

— Salmos 6:2

“Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; por cuya herida fuisteis sanados”

— 1 Pedro 2:24

“Para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: Él mismo tomó nuestras enfermedades, llevó nuestras dolencias”

— Mateo 8:17

“Panal de miel son los dichos suavesSuavidad al alma medicina para los huesos”

— Proverbios 16:24

“He aquí que yo les traeré sanidad medicina; los curaré, les revelaré abundancia de paz de verdad”

— Jeremías 33:6

“Pero clamaron a Jehová en su angustiaY los libró de sus aflicciones”

— Salmos 107:19

“Habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera”

— Juan 11:43

“Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”

— Apocalipsis 21:4