“Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo”
— Mateo 22:30
“Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles que están en los cielos”
— Marcos 12:25
“Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este siglo se casan, se dan en casamiento; mas los que fueren tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo la resurrección de entre los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento. Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles, son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección”
— Lucas 20:34-36
“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”
— Juan 11:25
“En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros”
— Juan 14:2
“Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, hay cuerpo espiritual”
— 1 Corintios 15:42-44
“Pero esto digo, hermanos: que la carne la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción”
— 1 Corintios 15:50
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas”
— Filipenses 3:20-21
“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria”
— Colosenses 3:1-4
“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, con trompeta de Dios, descenderá del cielo; los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, así estaremos siempre con el Señor”
— 1 Tesalonicenses 4:16-17
“Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos”
— Hebreos 12:22-23
“Vi un cielo nuevo una tierra nueva; porque el primer cielo la primera tierra pasaron, el mar ya no existía más. yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, él morará con ellos; ellos serán su pueblo, Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”
— Apocalipsis 21:1-4
“No habrá más maldición; el trono de Dios del Cordero estará en ella, sus siervos le servirán, verán su rostro, su nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche; no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; reinarán por los siglos de los siglos”
— Apocalipsis 22:3-5
“Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios”
— Mateo 5:8
“Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”
— Mateo 6:10
“Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”
— Lucas 23:43
“Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida”
— 2 Timoteo 4:8
“Aguardando la esperanza bienaventurada la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios Salvador Jesucristo”
— Tito 2:13
“Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos tierra nueva, en los cuales mora la justicia”
— 2 Pedro 3:13
“Amados, ahora somos hijos de Dios, aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es”
— 1 Juan 3:2
“Después de esto miré, he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones tribus pueblos lenguas, que estaban delante del trono en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, con palmas en las manos; clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, al Cordero”
— Apocalipsis 7:9-10
“La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, el Cordero es su lumbrera”
— Apocalipsis 21:23
“Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, a uno otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones”
— Apocalipsis 22:1-2
“Si hijos, también herederos; herederos de Dios coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados”
— Romanos 8:17
“No solo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo”
— Romanos 8:23
“Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”
— Gálatas 3:28
“Juntamente con él nos resucitó, asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús”
— Efesios 2:6
“A fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa sin mancha”
— Efesios 5:27
“Vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos vuestro está en los cielos, que para él no hay acepción de personas”
— Efesios 6:9
“Por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz”
— Colosenses 1:20
“Para una herencia incorruptible, incontaminada inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros”
— 1 Pedro 1:4
“Sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría”
— 1 Pedro 4:13
“Porque de esta manera os será otorgada amplia generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor Salvador Jesucristo”
— 2 Pedro 1:11
“A aquel que es poderoso para guardaros sin caída, presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría”
— Judas 1:24
“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, me he sentado con mi Padre en su trono”
— Apocalipsis 3:21
“Nos has hecho para nuestro Dios reyes sacerdotes, reinaremos sobre la tierra”
— Apocalipsis 5:10
“Vi un gran trono blanco al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra el cielo, ningún lugar se encontró para ellos. vi a los muertos, grandes pequeños, de pie ante Dios; los libros fueron abiertos, otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. el mar entregó los muertos que había en él; la muerte el Hades entregaron los muertos que había en ellos; fueron juzgados cada uno según sus obras. la muerte el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”
— Apocalipsis 20:11-15
“Yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido”
— Apocalipsis 21:2
“No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero”
— Apocalipsis 21:27
“Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, para entrar por las puertas en la ciudad”
— Apocalipsis 22:14
“El Espíritu la Esposa dicen: Ven. el que oye, diga: Ven. el que tiene sed, venga; el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente”
— Apocalipsis 22:17
“Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, para entrar por las puertas en la ciudad”
— Apocalipsis 22:14
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”
— Juan 3:16
“Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo”
— Juan 17:24
“Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos”
— 2 Corintios 5:1
“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, con trompeta de Dios, descenderá del cielo; los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, así estaremos siempre con el Señor”
— 1 Tesalonicenses 4:16-17
“Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios”
— Hebreos 4:9
“Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad”
— Hebreos 11:16
“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, me he sentado con mi Padre en su trono”
— Apocalipsis 3:21
“No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero”
— Apocalipsis 21:27
“Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, para entrar por las puertas en la ciudad”
— Apocalipsis 22:14
“El Espíritu la Esposa dicen: Ven. el que oye, diga: Ven. el que tiene sed, venga; el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente”
— Apocalipsis 22:17