“Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó sembró en su campo”
— Mateo 13:31
“Decía también: ¿A qué haremos semejante el reino de Dios, o con qué parábola lo compararemos? Es como el grano de mostaza, que cuando se siembra en tierra, es la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra; pero después de sembrado, crece, se hace la mayor de todas las hortalizas, echa grandes ramas, de tal manera que las aves del cielo pueden morar bajo su sombra”
— Marcos 4:30-32
“Dijo: ¿A qué es semejante el reino de Dios, con qué lo compararé? Es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó sembró en su huerto; creció, se hizo árbol grande, las aves del cielo anidaron en sus ramas”
— Lucas 13:18-19
“Respondió Jesús le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”
— Juan 3:3
“Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí”
— Juan 18:36
“A quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días hablándoles acerca del reino de Dios”
— Hechos 1:3
“Predicando el reino de Dios enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente sin impedimento”
— Hechos 28:31
“Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz gozo en el Espíritu Santo”
— Romanos 14:17
“Pero esto digo, hermanos: que la carne la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción”
— 1 Corintios 15:50
“Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos”
— 2 Corintios 5:1
“Envidias, homicidios, borracheras, orgías, cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”
— Gálatas 5:21
“Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo de Dios”
— Efesios 5:5
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo”
— Filipenses 3:20
“El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, trasladado al reino de su amado Hijo”
— Colosenses 1:13
“Jesús, llamado Justo; que son los únicos de la circuncisión que me ayudan en el reino de Dios, han sido para mí un consuelo”
— Colosenses 4:11
“Os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino gloria”
— 1 Tesalonicenses 2:12
“Esto es demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis”
— 2 Tesalonicenses 1:5
“La cual a su tiempo mostrará el bienaventurado solo Soberano, Rey de reyes, Señor de señores”
— 1 Timoteo 6:15
“Te encarezco delante de Dios del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos a los muertos en su manifestación en su reino”
— 2 Timoteo 4:1
“Aguardando la esperanza bienaventurada la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios Salvador Jesucristo”
— Tito 2:13
“Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor reverencia”
— Hebreos 12:28
“Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe herederos del reino que ha prometido a los que le aman?”
— Santiago 2:5
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”
— 1 Pedro 2:9
“Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?”
— 1 Pedro 4:17
“Porque de esta manera os será otorgada amplia generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor Salvador Jesucristo”
— 2 Pedro 1:11
“Amados, ahora somos hijos de Dios, aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es”
— 1 Juan 3:2
“El séptimo ángel tocó la trompeta, hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor de su Cristo; él reinará por los siglos de los siglos”
— Apocalipsis 11:15
“Oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, él morará con ellos; ellos serán su pueblo, Dios mismo estará con ellos como su Dios”
— Apocalipsis 21:3
“Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”
— Apocalipsis 21:4
“Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios del Cordero”
— Apocalipsis 22:1
“No habrá más maldición; el trono de Dios del Cordero estará en ella, sus siervos le servirán”
— Apocalipsis 22:3
“Mas buscad primeramente el reino de Dios su justicia, todas estas cosas os serán añadidas”
— Mateo 6:33
“Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros”
— Lucas 17:20-21
“Dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”
— Lucas 23:42-43
“En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros”
— Juan 14:2
“Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo”
— Juan 17:24
“El Dios que hizo el mundo todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas”
— Hechos 17:24
“Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios”
— Romanos 8:19
“Antes bien, como está escritoCosas que ojo no vio, ni oído oyóNi han subido en corazón de hombreSon las que Dios ha preparado para los que le aman”
— 1 Corintios 2:9
“Seré para vosotros por PadreY vosotros me seréis hijos hijas, dice el Señor Todopoderoso”
— 2 Corintios 6:18
“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, miembros de la familia de Dios”
— Efesios 2:19
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo”
— Filipenses 3:20
“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios”
— Colosenses 3:1
“Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, así estaremos siempre con el Señor”
— 1 Tesalonicenses 4:17
“Porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto constructor es Dios”
— Hebreos 11:10
“Porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir”
— Hebreos 13:14
“Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman”
— Santiago 1:12
“Para una herencia incorruptible, incontaminada inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros”
— 1 Pedro 1:4
“Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos tierra nueva, en los cuales mora la justicia”
— 2 Pedro 3:13
“Después de esto miré, he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones tribus pueblos lenguas, que estaban delante del trono en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, con palmas en las manos”
— Apocalipsis 7:9
“Yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido”
— Apocalipsis 21:2
“Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero. me llevó en el Espíritu a un monte grande alto, me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios”
— Apocalipsis 21:9-10
“No habrá allí más noche; no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; reinarán por los siglos de los siglos”
— Apocalipsis 22:5
“Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad potencia”
— 1 Corintios 15:24
“El Señor me librará de toda obra mala, me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén”
— 2 Timoteo 4:18
“Porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir”
— Hebreos 13:14
“La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, el Cordero es su lumbrera”
— Apocalipsis 21:23
“No habrá allí más noche; no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; reinarán por los siglos de los siglos”
— Apocalipsis 22:5